0381 | El comedor donde no existe la inflación: desde hace 14 meses ofrecen un menú a $ 25

En Tucumán hay un lugar donde se puede comer rico y barato: en el centro cultural Santos Discépolo la prioridad es no lucrar con la comida. «Si todos nos ponemos las pilas podemos estar mejor como sociedad», sostienen. 0381 te cuenta un poco más.
En un escenario económico complicado, el comedor popular del centro cultural Santos Discépolo, en La Rioja al 200, se mantiene firme en su objetivo: ofrecer un plato de comida caliente -bebida incluida- por $ 25. Sí, apenas $25: similar a lo que vale una gaseosa chica en un quiosco, un atado de 10 cigarrillos, un paquete de galletas o un panchuque.
El precio del plato era insignificante en abril de 2016, cuando el comedor abrió sus puertas con el fin de brindar un menú libre de lucro. Pero hoy, nueve meses después de aquella visita, el costo del almuerzo se sostiene a pesar de que en el medio la inflación continuó en ascenso y se produjo una fuerte suba de servicios, transporte público y combustibles.

¿Cómo es posible ofrecer un menú a $ 25 y sostener ese precio durante más de un año cuando todo sube?

Según Julio Rasuk, una de las cabezas del proyecto, todo es cuestión de organización. «Cuando comenzamos ya era bajo (el precio). La gente nos escribía este año diciendo que subamos a $ 35 o $ 40, pero eso iba a ser un menú barato, no iba a ser una resistencia. Lo que queremos es que sentarte a comer un plato sea barato y que lo caro sea otra cosa», le contó «Turco», quien comanda el centro cultural junto a Benjamín Ramallo.
Para todos los gustos
Al momento de esta nota, una pizarra en la puerta invitaba a comer una cazuela de carne, pan casero y un gran vaso de jugo a $ 25. Hay gente que va todos los días por lo que las opciones son muy variados: fideos caseros con salsa, ñoquis, lasaña, pastel de papa, musaka, tortilla española y chop suey son otras de las preparaciones que realiza la cocinera «Enqui» Lozano. Todo esto acompañado con música en vivo.

El comedor comenzó sirviendo unos 80 platos por día; actualmente son unos 200. «Hay que trabajar fuerte para poder cocinar para toda esta gente y poder cobrar este precio. Se empezó a laburar de una forma organizada, buscando precios, y eso dio buenos resultado», apuntó Rasuk, quien explicó que son unas 15 personas las que trabajan en el lugar.

Sin lucro en la comida
El centro cultural Santos Discépolo se sustenta con talleres artísticos que dictan por las tardes y con el bar que funciona por las noches, donde a veces tocan bandas, además de recibir algunas donaciones. «Necesitamos que nos ayuden, pero no queremos que nos ayuden políticos ni ninguna bandera política. Si alguien viene anónimamente, perfecto. O si viene un supermercado, me encanta. Pero no tenemos ninguna bandera política. No queremos que esto se manche», dijo «Turco», quien además es productor audiovisual.

«Lo que queremos es que haya una obligación de que cada lugar ponga un menú barato por día, no que den sobra. En Tucumán había la heladera donde vos ibas y retirabas la comida que le sobraba a la gente… Acá vos pagás y nosotros te tenemos que atender como te merecés. Que nosotros le quitemos el lucro es cosa nuestra. La gente viene aquí se sienta, se distiende y escucha música», remarcó Rasuk.
Espacio para todos
Si bien el comedor nació para brindarle una opción económica a los estudiantes, sobre todo aquellos que vienen desde otras localidades, el proyecto se amplió para contener también a trabajadores que no podían regresar a comer a sus casas. “Sería hermoso que no haya una necesidad de comedor, porque no indica algo lindo. Indica que no estamos bien económicamente», agregó.

Mientras la música sonaba de fondo, las estudiantes de Danzas Florencia y Mariana repasaban unos apuntes a modo de sobremesa. «Venimos porque nos sentimos cómodas. Nos enteramos por Facebook del comedor. Está bueno porque hay música y le da espacio a los artistas. Es rica la comida y es genial que el menú valga 25 pesos. Somos estudiantes y es complicado», reconocieron. Florencia, además, dijo que ella vino de Jujuy a estudiar por lo que el menú le viene «perfecto». De igual manera opinó Rosa Leal, estudiante de Teatro, que compartía la mesa con ellas.
Conmovido, Rasuk dijo que si en algún momento se ven superados y deben modificar el precio del menú sentirán que fallan en eso de aportar su granito de arena para darle una mano a los demás. «Con esto no salvamos el mundo, pero es una pequeña ayuda. Es creer que si todos nos ponemos las pilas podemos estar mejor como sociedad»

 

Fuente: http://www.lagaceta.com.ar/nota/735433/actualidad/comedor-donde-no-existe-inflacion-desde-hace-14-meses-ofrecen-menu-25.html