Almas hermanas: Raly Barrionuevo y Amparo Sánchez, historias de Europa a Córdoba

Ellos se ríen del cuadro de situación: un santiagueño presentando canciones de folklore argentino en inglés elemental para un público alemán. “Sólo pensaba que nadie estuviera grabando el momento”, se ríe Raly Barrionuevo.

La primera gira europea del artista radicado en Córdoba llegó de la mano de la española Amparo Sánchez, que vio antes que él sus posibilidades fronteras afuera. Y esta noche él es el anfitrión que la trae a la Peña Trashumante, un clásico de cada año que revienta en Atenas, y mañana en Espacio 75, a beneficio.

La nueva reunión, ahora en esta parte del mundo, sólo viene a consolidar una unión natural que empezó hace unos años, tan casual como naturalmente.

Por eso ellos se sienten hermanados, no sólo en la música sino también en la forma de pensar y de sentir, de mirar el mundo.

“Tenemos la necesidad de siempre estar involucrados y en contacto con nuestro medio, en el cual vivimos –dice Raly. Es inevitable, por ahí no de manera literal, pero nos preocupan las cosas, y eso está clarísimo. Amparo tiene una mirada muy hermosa sobre Latinoamérica. Su vínculo con el zapatismo fue y es muy importante. Nos divertimos mucho pensando en cosas que vemos de la misma manera, y nos emocionamos y lloramos por las mismas cosas. En ese sentido, nos sentimos muy hermanados”.

La presencia de ambos en la Trashumante no es casual: los organizadores de la peña la describen como “el más querido sueño de la autogestión de las organizaciones: la posibilidad de una transformación de la realidad, generando los recursos económicos que sostienen las prácticas en nuestros territorios”.

En los fundamentos, compartidos por Raly y Amparo, se destaca el deseo “de generar un arte para los y las de abajo. La celebración de la esperanza, que nos permite habitar por una noche ese mundo que soñamos”. La peña permite generar recursos económicos gracias al desinteresado aporte de muchos, y ese trabajo se ofrenda “a los barrios, las giras, la escuelita autónoma, y a muchas prácticas desde las que soñamos generar la transformación”, aseguran.

Amparo Sánchez y Raly Barrionuevo, juntos. Fotografía de Ramiro Pereyra.

Juntos

Tanto tiempo juntos, tantos escenarios compartidos, parece que los llevan por el camino del dúo. La primera vez fue en el acampe durante el conflicto de la comunidad boliviana de Piedra Blanca. “Teníamos un ensayo para nuestro primer show, y Raly me citó directamente ahí –recuerda ella sobre el cercano 2013–. Fue el ámbito ideal para conocernos”.

Antes, varios intentaron funcionar de celestinos musicales entre ellos, porque veían por separado los puntos que ambos tenían en común. Y no le erraron: “Pesaron que sería interesante que nos encontráramos. Y fue desde el primer momento en que sentimos que nos conocíamos de siempre, que te sientes a gusto. Raly es un tremendo guitarrista, y rápido se puso a tocar conmigo, a acompañarme. Todo fue muy natural y muy fluido”.

Raly coincide. Y dice que no es algo que pase a menudo. “Es más… no suele pasar. O al menos no es de todos los días. Y eso se coronó con la onda que tuvo Amparo de invitarme a Europa”.

Ya lo ha dicho otras veces: Raly no tenía ningún interés en cruzar el charco en busca de nuevos públicos, mucho menos “mercados”, y el viaje sólo fue motorizado por la ex líder de Amparanoia, ahora solista, más convencida que él de que debía mostrarse allí.

“Me invitaron muchas veces, pero nunca había tenido la iniciativa de ir a tocar. Tenía que llegar por esa invitación por Amparo, si no, no se iba a dar. Mucha gente pensaba que me iba a España, pero la gira fue por Alemania, Suiza, Bélgica y Austria, y cuando se enteraban de que estaba por allá se armaron rápido otras fechas como las de Barcelona o de Madrid”, recuerda Raly.

Amparo Sánchez y Raly Barrionuevo, juntos en la Redacción. Fotografía de Ramiro Pereyra.

Solo y acompañado

En esa serie de casi 15 actuaciones, Barrionuevo vivió otra experiencia: dejó el solista por un rato y se dedicó a ser músico de Amparo. De ciudad a ciudad, él le confesaba que si no hubiera sido por la invitación, por la música, jamás hubiera ido por allá. “De repente, me abrió otra puerta importante en mi vida. Vi cosas que ni siquiera hubiera imaginado que estaban”.

Raly hace un paralelismo de la primera vez que vino de Frías, Santiago del Estero, a Córdoba. “Fue igual: conocí gente que me abrió una puerta… y del otro lado estaba la vida. Un amigo, el Duende Garnica, era un músico callejero en esos años. Cuando lo conocí me llevó a tocar en antros que había por Córdoba… ¡Hasta corrían riesgo nuestras vidas! Son esos mojones en la vida, como ahora el de Amparo. Hay una puerta que abrió ella y me mostró una vida que no había visto, que ni siquiera sabía que existía”.

Raly dice que no es en lo estrictamente laboral, sino para la vida misma. “Está el mundo ahí, pero no sabés o no tenía interés en descubrir. Con ella, aquí o allá, siempre nos vamos a seguir encontrando”.

–En cambio, Raly no te abrió las puertas de la Argentina, ya conocías.

–(Amparo) ¡Claro que me las abrió! Vengo a la Peña Trashumante. Había venido antes con Amparanoia, con un repertorio festivo, alegre, lúdico, pero hace un par de años empecé a venir solita con mi guitarra, a hacer conciertos más íntimos. Él me está presentando a su público. Para mí también hay un antes y un después de conocer a Raly, y de sentir aquí el apoyo y el abrazo suyos, que son tan importantes.

–La música es universal. ¿Pero cómo recibe una canción sobre el campo argentino un alemán?

–(Raly) El tema de Europa fue muy divertido, porque de una forma u otra terminé tocando en su banda. Hicimos como 10 o 15 conciertos, y ella me daba media hora antes. Salía ante un público que no tenía idea de quién era yo, que no hablaba mi idioma… y me sentí como un chico, como cuando llegué a Córdoba. Subí a Tonos y Toneles, había 50 personas y era como cantar en Wembley. Me sentí súper niño otra vez, inocente ante un público que no me conocía.

Raly dice que algo especial pasaba con Volveré, del Chango Rodríguez. “Los alemanes quedaban boquiabiertos”, detalla. De todas maneras es Amparo la que vio algo más apenas lo conoció.

Amparo Sánchez y Raly Barrionuevo, juntos en la Redacción. Fotografía de Ramiro Pereyra.

Lenguaje universal

“Cuando lo invito es porque pienso que tiene un camino en Europa. Por un lado, porque hay mucho público no sólo argentino sino latinoamericano, que va a descubrir su música o la va a reencontrar. Y por el otro porque sabía que el público nativo de estos lugares, donde llevo haciendo gira más de una década, valora muchísimo lo que está bien hecho. No importa que no entiendan la lengua porque llega al sentimiento. Raly con su guitarra es capaz de conmover. Está claro que tiene un público allá. Su carrera puede también. Él no lo creía mucho, pero se dio cuenta de que la gente era receptiva, que han comprado sus discos, que han aplaudido a rabiar.

España también fue especial, tanto en Madrid como en Burgos o en Barcelona: “Muchos no lo podían crecer, lloraban cuando escuchaban una chacarera o una zamba. Es un referente muy importante y nunca había estado allá. Un artista de su altura puede hacer carrera a lo largo y a lo ancho del mundo. No hay que tener ningún prejuicio ni con la lengua ni con el estilo ni con el formato. El público es sensible a la música porque hay un lenguaje universal. Y si está bien hecho, llega.

Raly Barrionuevo, que para este año tiene previsto lanzar un disco que siga la línea del genial Radio AM, asegura que no quería que nadie filmara sus presentaciones. “Era gracioso, porque lo poco que uno sabe también se te inhibe, pero estuvo divertido también”.

–¿Volverás con gira propia o seguirás al amparo de Amparo?

–Sí, para junio la tenemos pensada.

–¿Piensan grabar?

–(Amparo) Queremos tener un álbum que represente este encuentro y que nos sirva para seguir girando y mostrándonos.

Ella dice que siente con Raly muchos puntos en común: “Siempre me he sentido muy querida por el público argentino. Y hay una emoción especial en cantar aquí. Son súper cultos a nivel musical, y siempre me he sentido muy bien acogida, así que cada vez estoy contenta de volver. En la Argentina hay dos Amparitos, dos niñas que se llaman así en mi honor. En mi país no me ha pasado todavía.

–Más allá de la música o las letras, ¿cuáles son los puntos en común?

–(Raly) Los dos somos amantes de la humanidad, de la gente. Nos gusta, valoramos el espíritu de las personas. Tenemos en común que miramos las cosas lindas, y cuando vemos cosas que nos duelen también las denunciamos. En eso somos similares, almas muy hermanas.

Fuente: La voz del interior