Febrero arranca con la visita de «Agayudos» al auditorio Pepe Núñez de Casa Managua.
Agayudos es la comunión de cuatro hombres, con visiones, con retratos de infancia, y un camino trazado a sangre y fuego. Se reunieron como quién dice “con los vientos remolinados”, allá por julio de 2010 en Laprida, provincia de Buenos Aires. Cristian Torres (bajo), Sebastián López (guitarra), Anator López (percusión) y Hugo Cejas (bandoneón) son los nombres de los que conforman este grupo musical.
Su consistencia musical habla de llanura pampeana, de esas fiestas de abuelos. Es como si hubieran sido absorbidos de una foto vieja, y puestos en escena, salvo por la mixtura y el sabor. Eso es nuevo. Si usted los oye, se encuentra con valsecitos criollos, milonguitas de campo, chamarritas, y ¿quién sabe cuánto más?. Traen ese olor a campo cada vez que el rasguido de la guitarra, empolva el terreno de baile.
Así son, y así es. Simples y concisos. Agayudos, como debe ser. Por más que su nombre suene a refilón de faconazo, son pausados, son inmunes, vivaces. Y como no deberían serlo, si no les corre sangre por las venas. Les corren notas musicales. Les corre acordes por todo el cuerpo, y en ese instancia de magía solemne, te lo regalan en una copla.
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