El dolor se refleja en las caras de los seguidores de Atlético Tucumán, el Pueblo Decano, aquellos que viajaron en caravana desde 25 de Mayo y Chile hasta Santa Fe, llenos de esperanza y amor por su equipo.
A pesar de que ya sea día 16 y parezca el final de mes, y aunque el equipo de Lucas Pusineri esté entre los últimos, ahí están, inmortalizados por las cámaras: ellos representan el sufrimiento. Estudiantes de Río Cuarto humilló a Atlético Tucumán y lo eliminó de la Copa Argentina de manera contundente.
El gran sueño del Pueblo Decano se desmorona abruptamente en los 32avos de final, dejando una imagen deslucida. Los triunfos ante Racing y el empate frente a River ya no son suficientes para recuperar la Fe en una resurrección similar a la que lideró Pusineri en 2022, que ahora parece lejana e irrepetible.
Durante la primera mitad, el juego estuvo equilibrado, con ocasiones y errores defensivos en ambos lados. Braian Guille demostró con destellos que merece más minutos en un equipo que carece de solidez en el juego.
Hubo intentos de remate desde fuera del área por parte de Guille y Orihuela, así como un cabezazo de Menéndez. También hubo reclamos de penaltis en alguna jugada, pero nada de eso importa y no hay excusa válida en esta noche oscura.
Lo ocurrido en el segundo tiempo solo enfatiza el mal momento del equipo dirigido por Pusineri: se pusieron en ventaja y luego perdieron, en su propio estilo de jugar a la contra.
Hoy, desafortunadamente, el perjudicado es Atlético. Después del gol de Ramiro Ruiz Rodríguez, que esperemos que le permita corregir su puntería, el equipo se replegó y Estudiantes logró un empate fortuito con una chilena de Reynaga que golpeó el poste, Ojeda no pudo controlar y se le escapó de las manos.
Del mismo modo, el Deca perdió la oportunidad de clasificar y sus fanáticos perdieron la paciencia. Después de un balonazo, el equipo de Córdoba ganó el rebote y Belluschi realizó un pase profundo a las espaldas de la defensa.
Reynaga se convirtió en el héroe al cruzarla con precisión frente a un Ojeda que se encontraba fuera de posición y no pudo alcanzarla. Ojeda se muestra frustrado y desconcertado. En ese momento, uno se da cuenta de que la situación no puede empeorar.
Pereyra entra al campo, pero solo para pelearse. Antes había ingresado Coronel, pero no logró hacer nada. Los jugadores emblemáticos como El Bebe Acosta y El Polaco Menéndez tampoco pudieron aportar mucho.
Tesuri, por su parte, pierde la pelota en una posición comprometida y observa cómo Villalba recibe solo en el centro para sellar este trágico desenlace. 3-1, y a casa. Esta noche habrá celebración en Río Cuarto, mientras que en Tucumán nadie se salva y se agota el crédito y la paciencia.
La cámara se enfoca en los hinchas, quienes no pueden ocultar su dolor y desilusión. Muchos de ellos regresarán a sus hogares esta misma noche, sin dormir, para volver a trabajar mañana y ganarse la vida, para mantenerse a flote, para pagar la entrada y así estar presentes el próximo viernes contra Arsenal.
Allí estarán, como siempre. Por ellos, por esas expresiones, por esas almas, los jugadores, el cuerpo técnico y los dirigentes tienen la responsabilidad de enfrentar las consecuencias, pedir disculpas y sacar al Deca adelante. Atlético y su afición no merecen estar en este estado de desmoronamiento.
Fuente: El Tucumano